El diseño de Ànima seduce en casa

El estudio, fuerte en China, gana dos Red Dots y seis premios europeos con proyectos catalanes

El estudio de diseño industrial Ànima Barcelona fue uno de los grandes triunfadores en la gala de los premios europeos, celebrados en Bruselas la semana pasada. Pero el reconocimiento más celebrado por sus dos socios, Diego Quiroga y Joanma Baqués, son los dos Red Dots que han conseguido en la edición del 2017. Los galardones, conocidos como los oscars del diseño, premian dos de sus proyectos estrella: la moto eléctrica catalana Volta en categoría de automoción y el gorro de monitorización Starstim de la firma barcelonesa Neuroelectrics en diseño de producto.

Quiroga destaca que de los siete premios conseguidos este año, seis han sido por proyectos para empresas catalanas, un hecho inédito para el estudio hace dos años, cuando más del 70% de sus clientes eran empresas chinas. “Volvemos a trabajar mucho para clientes españoles y catalanes, y también empezamos a captar proyectos europeos”, explica Diego Quiroga, cofundador de Ànima en el año 2002 con Joan Sabata.

Después de varios años de letargo, la industria local vuelve a apostar por el diseño. Casi todas las empresas siguen el mismo patrón a la hora de contratar los servicios de Ànima, aseguran sus socios: “Nos explican que la manera de lanzar nuevos productos en los últimos años –comprar marca blanca en China y etiquetarlos como propios– les ha traído problemas, como encontrar el producto a precios inferiores en mercados de exportación. Ahora buscan hacer algo propio y exclusivo”.

Desde el 2014, con el 70% de clientes chinos, han pasado a equilibrar el portfolio prácticamente al 50% con proyectos en Catalunya, el resto de España y Europa. En el mismo periodo, la actividad también se ha multiplicado. “Prácticamente hemos doblado el número de clientes”, asegura Quiroga.

La multipremiada moto eléctrica Volta revolucionó la actividad del estudio y los dos fundadores, el propio Quiroga y su socio Joan Sabata, entraron en el capital y se integraron en el proyecto. Durante dos años compartieron espacio y esfuerzos, pero tras el traslado de Volta a Figueres en el 2014, el estudio quedó tocado. Joan Sabata se fue con Volta y Ànima tuvo que reestructurarse para adaptarse a la nueva situación.

Llegaron a tener hasta 16 personas en plantilla –básicamente diseñadores industriales e ingenieros– y un espacio sobredimensionado. “Tras la crisis hemos logrado una estructura mucho más eficiente y en dos años hemos multiplicado los beneficios por 300”, explican. Su facturación, que llegó a rozar el millón de euros, se ha quedado en unos 600.000 euros, pero son mucho más rentables.

Su última aventura es la colaboración en el proyecto Hyperloop impulsado por Elon Musk. Ànima ha firmado un acuerdo con el equipo de la Universitat
Politècnica de València responsable del diseño de la cápsula y del sistema del levitación para encargarse del diseño estético y cfm (color, acabados y materiales) de la cápsula que será probada este verano en la sede de SpaceX en California.

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